Impulso irrefrenabile di
distruggere la bellezza:
la rosa si difendeva
come poteva, pungendomi.
Strappavo uno ad uno
i suoi petali
e non sgorgava il sangue.
Un dolore suo, interno,
scuoteva la rosa
che suo malgrado
mostrava ora
il bocciolo che
dietro pressione delle mie dita
rivelava un polline giallo,
spettinato,
profumato.
La rosa sgualcita
mi guardava sfatta,
inclinata sullo stelo
scuro, verde cupo,
ma l’unico sangue
che c’era
era sulle mie mani.
ROSA
VIOLADA
Impulso irrefrenable por
destruir la belleza:
la rosa se defendió
como pudo, picándome.
Arranqué de a uno
sus pétalos
y no brotaba sangre.
Un dolor suyo, interior,
sacudió la rosa
que a pesar de su voluntad
ahora enseñaba
el botón que
tras la presión de mis dedos
revelaba un polen amarillo,
despeinado,
perfumado.
La rosa arrugada
me miró deshecha,
inclinada sobre el tallo
oscuro, verde oscuro,
pero la única sangre
que había
estaba en mis manos.Ascolta Silvia che legge questa poesia / Escucha Silvia leyendo este poema
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